Supervivencia empresarial y su mejora
Estas líneas están basadas sobre un articulo publicado a 12 de mayo de 2018 en el diario El País titulado “Compañías en serio peligro de extinción”. El artículo trata de los problemas que afectan a la supervivencia de las empresas en España.
Años más tarde (año 2022) lo estoy revisando y me parece que su contenido es vigente.
https://elpais.com/economia/2018/05/10/actualidad/1525968594_093223.html
Supervivencia empresarial, planteamiento
En España se crean muchas compañías, pero su esperanza de vida es baja. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), solo sobrevive el 40% de las empresas después de cinco años desde su creación. Otro dato interesante es que del 100% de empresas creadas en 1992 tan solo el 21,5% están activas en 2018. En el ranking europeo publicado por Eurostat, España ocupa el puesto 19 de 24 países.
Me temo que unos años más tarde, la situación es algo peor por los efectos del Covid 19 y la guerra en Ucrania.
¿Razones de esta situación?
El autor del articulo establece su particular clasificación de las dificultades que afectan a la supervivencia y considera:
- Los problemas de acceso a la financiación.
- Los retrasos en el pago de los clientes.
- Las trabas burocráticas asociadas a todas las obligaciones derivadas de crear y gestionar una empresa, como permisos, licencias, facturaciones, impuestos, contrataciones y obligaciones diversas como Salud Laboral, Protección de Datos, etc.
- Y la escasa cultura empresarial o preparación.
Otros aspectos particulares que hace que la supervivencia empresarial no sea mejor
- Un elevado número de parados que provoca que muchos de ellos traten de establecer negocios sin una preparación adecuada.
- Nuestro modelo económico, muy centrado en negocios estacionales y cíclicos, como el turismo y la construcción, más susceptibles de cierre empresarial.
- La poca competencia en precios y servicios,
- Los problemas de acceso a la contratación pública
- O bien algo muy español como cerrar una empresa cuando las cosas van mal para continuar con la actividad en otra.
Todo lo explicado son causas de mortalidad, que podríamos calificar como estructurales, enraizadas en nuestra sociedad y de dominio público. Son causas conocidas por todos y excepto en el caso de la escasa cultura empresarial o preparación, en realidad están bastante fuera de nuestras posibilidades de influencia.
Sin embargo, los que nos dedicamos profesionalmente como economistas o consultores de gestión tenemos claro la certeza de lo que el señor Mark Kavelaars, consejero delegado de Swanlaab Venture Factory, grupo de capital riesgo especializado en invertir en grupos tecnológicos en sus fases iniciales, expone. De su análisis de más de 1.000 empresas españolas, concluye (literal):
«He trabajado en varios países europeos, y en los del norte los emprendedores tienen en mente desde el primer momento que la compañía funcione de forma eficiente. En España, en cambio, la gente es muy potente a la hora de diseñar productos, pero cuando llega el momento de construir los sistemas y procesos para que una compañía funcione, suelen actuar de forma espontánea. Muchas empresas nacen con cierta precariedad, y cuando tienen la oportunidad de crecer más rápido se ven limitadas en temas como la gestión o los recursos humanos y empiezan a improvisar»,
Mark Kavelaars, consejero delegado de Swanlaab Venture Factory
Mi opinión al respecto y en particular sobre ecosistema start up
He tenido la oportunidad de analizar planes de negocio de jóvenes empresarios con rentabilidades elevadas, amparados en sorprendentes ideas y productos, que buscan cantidades monetarias importantes para poder financiar sus planes.
Sin embargo, pecan de poca visión de planificación de sus procesos futuros y de su crecimiento más allá de fijarse hitos a conseguir para que su proyecto vaya quemando etapas con éxito.
La sensación que se tiene como inversor/mentor/tutor en reuniones con startups, es que la captación de dinero es el leiv motiv del negocio y en muchos casos, desgraciadamente, parece que no hay más negocio que el dinero que puede aportar un inversor.
Observo en ellos, poca conciencia de la competencia de negocios similares e incluso desdén hacia competidores que no están tan digitalizados, pero que gozan de una marca apreciada tras muchos años en mercado.
Otro punto es el exceso de confianza en la tecnología. No son conscientes que en un momento puntual es posible que la tecnología actue como una barrera de entrada, lo cual les beneficia. Sin embargo, como su evolución es tan rápida, se pueden encontrar con una tecnología obsoleta cuando lleguen a comercializar su servicio o producto, y entonces tendrán un problema. A futuro, la tecnología se hará cada vez más compleja y por tanto más cara, y eso supondrá que las pequeñas startups dedicadas al mismo negocio tengan que agruparse para optimizar estos costes y ganar mercado. Y esto creo que será difícil que se produzca entre competidores en un mismo nicho. Será mucho más fácil la absorción que la fusión, y en algunos casos, se dejarán morir proyectos.
Lo anterior es mi visión sobre este ecosistema start up. Acertada o equivocada, pero los emprendedores, además de pensar en su producto, en su mercado y en su tecnología, deben estar dispuestos a rebatir estas dudas u otras parecidas, buscar alianzas con semejantes e indicar que se va a hacer para ser eficiente en la organización desde el principio. Si se lo consiguen plantear estarán mas capacitados para dar continuidad a su proyecto empresarial, que es de lo que se trata.
Evidentemente, es difícil tener en la cabeza (o mejor por escrito), como ser eficiente cuando la organización que se está montando apenas tiene más que un producto o servicio con un mercado posible e importantes requerimientos financieros. Pero más pronto que tarde, si no ya, este será un requerimiento que solicitaran inversores interesados. Y más vale que antes de que la dimensión sea grande se piense en ello.
Y los negocios de tipo más tradicional
A pesar que me he centrado en negocios de tipo start up tan de moda en estos tiempos, todo lo expresando en el anterior punto afecta a cualquier tipo de negocio, teniendo en cuenta que en principio las necesidades de capital parecen menores en negocios más tradicionales como un bar, una peluquería o una factory de programación. Sin embargo, la problemática no deja de ser parecida a la expuesta antes.
A pesar de todo y a mi entender, los que empiezan tienen remedio. Peor lo tienen empresarios más veteranos. En el mejor de los casos, están superados por el éxito y son incapaces de gestionar su crecimiento.
Cuando se ven con el agua en el cuello, contratan a una persona que les lleve los números, esperando que esto les solucione de inmediato sus problemas. En general es un exceso en las expectativas del empresario y una excesiva confianza en la persona a la que ceden esta gestión. Seguramente esta persona había de ser contratada, pero no es superman, y requerirá de asesoramiento externo, inversión en medios, tiempo y paciencia (mucha) para encauzar todo lo que no se ha realizado en años.
Como dice el Sr. Kavelaars, hace falta menos improvisación a la hora de construir los sistemas y procesos para que una compañía funcione. Eso implica pensar también en cómo tiene que organizarse una compañía desde el primer momento de su creación y por tanto, guardar recursos financieros para poder aplicarlos cuando haga falta.
Y no es deseable que las soluciones se tengan que buscar en caliente, cuando ya los problemas están erosionando la cuenta de explotación de las empresas y por tanto afectando a su supervivencia.
Por último, comparto una pista que utilizo para detectar de manera temprana síntomas de «enfermedad empresarial».
- Un primer síntoma es una perdida de competitividad;
- El segundo y en un periodo de unos meses e incluso en más de un año, se empiezan a tener problemas de tesorería;
- Por último, se resienten los beneficios.
Paco Subias
Escuchar – Planificar – Hacer – Controlar – Ajustar